La masiva llegada de sargazo marrón —una alga marina flotante— a las costas del Caribe colombiano ha comenzado a generar preocupación entre las comunidades locales, organizaciones ambientales y autoridades regionales. Zonas como Acandí, Capurganá y Sapzurro, en el departamento del Chocó, han sido especialmente afectadas por este fenómeno que, aunque natural, se ha intensificado de manera inusual en las últimas semanas.
El sargazo forma parte del ecosistema marino y cumple funciones ecológicas importantes, como servir de refugio y alimento para diversas especies. Sin embargo, su acumulación en grandes cantidades en playas y aguas costeras genera una serie de impactos negativos. Entre ellos, se destaca la obstrucción de los sitios de desove de tortugas marinas, especie protegida y de gran valor ecológico para la región.
Además, cuando el sargazo se descompone en la orilla, emite olores desagradables que afectan la calidad del aire, alteran la estética de las playas y generan incomodidad tanto a residentes como a turistas, impactando negativamente la economía local, basada en gran parte en el turismo ecológico.
Expertos señalan que este fenómeno está estrechamente relacionado con el aumento de la temperatura del mar, cambios en las corrientes oceánicas y el incremento de nutrientes en el agua producto del arrastre de materia orgánica y contaminantes desde ríos y quebradas, especialmente durante temporadas de fuertes lluvias.
Ante esta situación, autoridades ambientales, líderes comunitarios y organizaciones sociales han hecho un llamado a la acción conjunta. Proponen la implementación de estrategias de monitoreo constante, limpieza responsable de playas —sin alterar el equilibrio del ecosistema— y campañas de educación ambiental dirigidas a turistas y habitantes locales.
Asimismo, se hace énfasis en la necesidad de fortalecer la investigación científica en la zona para comprender mejor la dinámica del sargazo y establecer protocolos de manejo sostenible que prevengan mayores afectaciones en el futuro.