Tres expertos analizan las actitudes del ‘10’ en su poca actividad en el Real Madrid.

Por: Pablo Romero
James sonreía, como hace rato no se le veía. Tenía la camiseta amarilla, la de Colombia. El número ‘10’ en su espalda, el brazalete de capitán bien ajustado en su brazo. Sus compañeros lo rodeaban, lo felicitaban. Bailaban. En las tribunas, los hinchas –sus hinchas– gritaban ese gol que acababa de anotarle a Camerún el pasado 13 de junio en Madrid. A James se le volvió a ver feliz, como si estar en la Selección ahogara el drama que vivió en toda la temporada en el Real Madrid. Sus comportamientos, sus gestos y su semblante fueron otros. Y quizá su mente, sus pensamientos y sus emociones, también.
 

A James le ha cambiado la actitud en los dos últimos años, justo cuando perdió relevancia en el Real Madrid. Sus comportamientos sin el balón han sido otros: irreverentes, polémicos, inéditos. De repente se le vio lanzar un puño al banquillo al ser sustituido. Se ha retirado de la cancha haciendo mala cara y refunfuñando cuando es reemplazado. Ha lanzado opiniones envenenadas… Todo lo que antes no hacía. Es la reacción de un futbolista que siente presión, que quiere jugar siempre y que no puede hacerlo.

La mente de James puede estar en un constante vaivén de emociones. Es imposible saber qué piensa, pero de acuerdo con sus comportamientos, su personalidad y el contexto en el que se encuentra, tres expertos colombianos en psicología deportiva dieron algunas pistas para desentramar el cerebro del mejor futbolista colombiano del momento.

Pérdida de confianza

Lo primero que analizan los expertos es que en una situación como la de James, de no jugar y querer hacerlo, de no saber si irse del Madrid o quedarse, lo más probable es que caiga en un estado de desconfianza, de desmotivación e incluso que se mantenga irritado.

Edwin López es el actual psicólogo deportivo del club Millonarios –antes en Coldeportes y Comité Olímpico Colombiano–. Trabaja a diario con futbolistas profesionales. Conoce sus crisis, sus dramas emocionales. Al ser consultado por la situación de James, no necesita conocerlo personalmente para dar un concepto psicológico de lo que le puede estar pasando el futbolista. Habla, en primera medida, de la desconfianza, un mal que ronda en estos casos a los deportistas.

Lo primero que se afecta es la confianza. Esta se nutre de los logros que el deportista vive día a día. Al no tenerla, no va a poder medirse y compararse contra sus propios estándares

“Lo primero que se afecta es la confianza. Esta se nutre de los logros que el deportista vive día a día. Al no tenerla, no va a poder medirse y compararse contra sus propios estándares. Un deportista de ese nivel no puede darse el lujo de tener bajones en su confianza porque todos sus compañeros compiten al máximo nivel. Ese bajonazo puede ser una bola de nieve: ‘no me alinean, baja mi confianza, y con baja confianza, menos me alinean…’. La confianza se nutre de los logros que el deportista vive día a día. Al no tenerla, como le puede pasar a James por no jugar, pierde el control del pensamiento, que está asociado al control emocional. Así, es difícil que regule sus emociones y comportamientos. Es entonces cuando él opta por salir temprano del entrenamiento, por no disfrutar del triunfo, por tener ciertas respuestas o gestos o palabras cuando lo saca el DT de la cancha…”, explica el psicólogo López.

eltiempo.com

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