De la mano de esos desarrollos, advierten los expertos, vienen nuevos riesgos de seguridad.

Por: Tecnósfera
Aceptémoslo: las contraseñas son una plaga del siglo XXI. Con la cantidad de dispositivos que usamos y de servicios que nos hemos acostumbrado a obtener en líneas (mensajes, música, películas, compras…) se han multiplicado el número de combinaciones alfanuméricas que nos vemos obligados a recordar. La solución de muchos –usar algo pasmosamente simple como 123456– no hace sino aumentar los riesgos de una tecnología ya de por sí rumbo a la obsolescencia.

Si bien el fin de la contraseña ha sido narrado prematuramente en varias ocasiones, es posible que estemos presenciando el surgimiento de la era en que por fin podremos enviarlas al pasado. Gracias a sistemas biométricos ampliamente usados en el presente (las huellas, el iris, el rostro o la voz), es posible vislumbrar modelos que combinen dos o más métodos y hagan sencillo y confiable usarlas como medios de autenticación para mucho más que desbloquear el celular.

Pero al tiempo veremos crecer el riesgo de que ciberdelincuentes vulneren uno de estos sistemas, lo que los expertos dicen acelerará la adopción de metódos de autenticación múltiple.

eltiempo.com

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