Nelson González escogió un camino atípico para cristalizar su proyecto, y ya veremos por qué, en sus propias palabras.

Nacido y criado en Catia, Caracas, a los 19 años ya estaba en la Feria de Cali, y Colombia más nunca salió de su corazón. Sostiene que la incorporación del Rock y la música clásica le dieron un giro a su proyecto musical. Dejó la Física y las Matemáticas por la música, y considera que lo que compone es más narrativo que rumbero. ¿Más?

Este personaje escogió un camino atípico para cristalizar su proyecto. No es algo de lo que se hable mucho y en el ámbito de la Caracas de la década de los sesenta, tan explosivas ellas (Caracas y la década) resulta curioso que, a pesar de ser conocido como una referencia y un músico importante, notorio, no se le pusiera a la par de lo que para aquella etapa gobernaba musicalmente a su ciudad natal. Visibilizado como otros, no era. ¿Competencia?

Las referencias son hemerográficas porque hay anuncios de sus presentaciones durante las fiestas del Cuatricentenario de Caracas. Dos llaman la atención: Un mano a mano con el Sexteto Juventud en el Club Alegría y una presentación estelar para celebrar un aniversario de “La Hora de la Salsa” (El programa de Phidias Danilo Escalona) y bien estelar, al lado de Federico y Su Combo Latino, El Sexteto Juventud y los “Juniors Stars”.

Esa década de los sesenta aunque algunos la definan como la de Los Beatles, y otros como la de la salsa, fue una década importante musicalmente en predios latinoamericanos por otros motivos. La balada intentaba acabar con el bolero a punta de batería y la guaracha y el porro no estaban dispuestos a ceder sus espacios, tan bien ganados sobre todo en el occidente de Venezuela, y en Colombia.

Nelson González escogió un camino atípico para cristalizar su proyecto, y ya veremos por qué, en sus propias palabras.

-Usted se crió en Los Frailes de Catia, padre guitarrista y barbero. Todavía hay músicos que se afeitaron con su padre y se alimentaron de sus consejos. ¿Esa infancia caraqueña incidió en su vida musical?

”Sí, mi infancia en Caracas estuvo siempre orientada a la música a través de mi papá Pascual González, compositor y músico, barbero y muy amigo de toda la gente allá en el barrio. Te hablo de que yo nací en 1946. En la mañana mi papá me decía: “Mira Nelson lo que compuse anoche”, y yo no imaginaba que yo iba a vivir de ser compositor. Yo he compuesto 304 canciones. La mayoría han sido reconocidas sobre todo en Colombia. Por una canción me nombraron Caballero de la República de Colombia. Una canción llamada “Luna del Río”. Y así compuse “En Venezuela se baila el porro” y muchas más. Todo eso tuvo que ver con mi crianza en Caracas”.

-Hacia 1967-1968 Venezuela era un hervidero: Federico y su Combo Latino, Ray Pérez y Los Dementes, Sexteto Juventud , pero también estaba Billo’s, Melódicos, Súper Combo Los Tropicales, Los Blanco, entre otros. ¿Qué hizo que se decantara por la fusión y no se quedó ni con la salsa pura ni con la música tropical pura?

“La razón de mi éxito en la música es sencilla. A través de la guitarra yo logré entrar en el ángulo del rock, del rock and roll, y a través de la guitarra y el piano pude penetrar en el territorio de la música clásica. ¿Entonces, qué hice? En la música popular puse ingredientes del rock y de la música clásica. Eso inclusive causaba admiración entre los mismos músicos. Yo tenía ventanas abiertas en mi mente y en mi espíritu hacia otros ángulos de la música que no eran los normales como la guaracha, como la salsa. Hay pedazos en mi música que tienen una orientación diferente, rara pero agradable y eso le gustó mucho a la gente, le llamó la atención y a mi me sirvió mucho porque pude tocar en todas partes.

Pude ir a Colombia y pude crear mi propio estilo. Ese es otro detalle. Los estilos caribeños se mantenían en las orquestas. El mío no era estrictamente caribeño. Yo fui desarrollando el estilo de Nelson y sus Estrellas, un estilo propio; de manera que yo hice un estilo de fusión pero incluyendo otros ingredientes que nadie los había metido como el rock, la música clásica, ideas propias narrando inclusive como la de “El Emperadorcito” y como “Londres”. Yo estoy narrando historias de Europa en una orquesta caribeña como la mía. Eso me formó una imagen diferente, variada, que al final resultó agradable para mi bien y para el bien de todos”.

El emperadorcito

Hay un estilo sostenido perseverante. Llama la atención el cuidado en la sonoridad en presentaciones y en grabación.

“Me hace recordar mis comienzos de grabación en Venezuela porque yo grabé todo en Venezuela.

La calidad comenzó alrededor del piano de cola. Ninguna orquesta latina que no fuera clásica iba a grabar con un piano de cola y yo era la primera orquesta, por cierto no muy grande, que iba a grabar con un piano de cola. Segundo, la exigencia mía para los trompetas era muy grande. A veces se me salían del estudio de grabación por los papeles de música que yo hacía y llamaba mucho la atención que siendo un grupo tan pequeño estaba grabando con un piano de cola como si fuera una orquesta grandísima; inclusive como metí la batería, el ritmo de la batería en salsa, ese fue un gran cambio que yo hice en la música, por ejemplo en un tema mío que se llama “El Forastero” y otros más que eran como unas guarachas pero grabadas con una batería, hasta se rebelaban conmigo algunas veces algunos músicos porque era muy diferente a lo que ellos estaban acostumbrados a grabar. En ese sentido no fui tanto exigente en el sentido de la palabra sino diferente a la hora de grabar.